Pietro Cascella Inedito. Le opere degli esordi a Roma (1938 – 1961)

Las obras de sus primeros años en Roma (1938-1961), comisariadas por el Comité Nacional para las celebraciones del centenario de su nacimiento (1921-2021) -Tommaso Cascella (presidente), Lorenzo Fiorucci (secretario), Francesco Cellini, Claudia Terenzi, Francesca Triozzi- creado por el Ministerio de Cultura.

Se expone un Pietro Cascella nunca visto, a través de más de un centenar de obras, muchas de ellas inéditas o poco conocidas, que se remontan a las dos primeras décadas de actividad del artista, desde finales de los años 30 hasta principios de los 60.

Pietro Cascella (Pescara 1921- Pietrasanta 2008) fue un gran escultor italiano del siglo XX, pero antes de llegar a lo que él mismo llamaba "la verdadera escultura", la de piedra, que le hizo reconocible a los ojos del mundo, recorrió el camino del dibujo a la pintura, con un reconocimiento público inmediato, que incluyó la participación en la IV Cuadrienal de Roma en 1943, y la Bienal de Venecia en 1948.
Aproximadamente una década, la primera de la actividad del joven artista abruzzés, en la que se presentó esencialmente como pintor. Una pintura que ciertamente no tenía un signo constante, que identificara a un personaje en ciernes, pero que supo captar los estados de ánimo del momento y absorber las rápidas evoluciones lingüísticas que se producían durante los años cuarenta. Un camino que puede verse en la exposición a través de los primeros dibujos de temas rurales que enfatizan el vínculo del artista con su tierra, hasta los lienzos en los que experimentó con diferentes lenguajes, desde el expresionista Crocifissione (Crucifixión) de 1942 hasta el más propiamente postcubista visible en Donna d'Abruzzo (Mujer de los Abruzos) de 1948. Este es uno de los primeros capítulos poco conocidos del artista de los Abruzos, que la exposición Pietro Cascella Inedito. Primeros trabajos en Roma (1938-1961), pretende relatar.
Un capítulo al que seguiría, a partir de 1949, la temporada de trabajo con la cerámica y el primer acercamiento a la escultura modelada, junto a su hermano Andrea, su esposa Anna Maria Cesarini Sforza y Fabio Rieti, en el evocador horno Valle dell'Inferno de Roma. Fue en este lugar, cerca del Vaticano, donde los cuatro jóvenes repensaron la cerámica en una combinación de innovación formal y renovación de la tradición popular, como el Mazzamurello (1953), obra emblemática de este periodo. Esta experiencia se completó con proyectos de mosaicos y luego, hacia el final de la década, el paso al trabajo de los metales, hierro, aluminio y bronce, y antes de entrar de lleno en la piedra, el cemento, que también estaba previsto en el primer concurso que ganaron para el Monumento a Auschwitz junto con su hermano y el arquitecto Julio García Lafuente.
Una enérgica carga de experimentación en torno a las técnicas y los materiales marcó así toda la década de los cincuenta y el inicio de la siguiente, en la que Pietro abordó la producción de una serie de obras definidas como "arenas" realizadas con una técnica innovadora en la que respiraba el clima del informalismo matérico de aquellos años al fratasar sobre grandes lienzos, a veces ensamblados entre sí, polvos de ladrillo o mármol en los que surgían motivos antropomórficos que sintetizaban las estructuras anatómicas de un cuerpo.