Obra del mes del Museo de la Escuela Romana - Octubre 2022

Un suave desnudo femenino se vuelve hacia una fría armadura de acero brillante: en Nudo e corazza Giuseppe Capogrossi pone en escena un enigmático nocturno en el que el espacio se investiga a través de las diferentes refracciones de la luz nocturna sobre las superficies.
Capogrossi dedicó en estos años una gran atención al cuerpo femenino: es un tema tradicional, alejado del arte de la propaganda, pero también -en las poses siempre cambiantes en que lo representa- un pretexto para investigar diferentes configuraciones espaciales.
En este caso, la mujer retratada es Hilde Pan, una joven checoslovaca que llegó a Roma a principios de la década de 1930, con la que Capogrossi tuvo un romance y a la que el artista retrató varias veces en sus cuadros.
Son los años en los que la influencia de sus recientes estancias en París aflora en la pintura de Capogrossi: en Nudo e corazza, al igual que en otras obras contemporáneas, se aprecian citas de las Odaliscas de Matisse, revisitadas, sin embargo, con un estilo personal en el que dialogan claves de la tradición renacentista italiana con las últimas tendencias del arte francés.

En efecto, Capogrossi atraviesa una fase de experimentación técnica y este óleo sobre tabla, con su representación pictórica y sus intensos y suntuosos matices, representa un raro testimonio de un periodo de reflexión sobre la pintura veneciana, del que se alejará rápidamente en busca de nuevas direcciones estilísticas. Como escribió Pier Maria Bardi, director de la Galleria di Roma, donde se expuso Nudo e corazzaen 1932: "[Capogrossi] estudió y comprendió mucho a los venecianos, y luego rompió con esos amores, otros que experimentó".

Anticipando el giro disruptivo de su lenguaje, ya en su fase figurativa Capogrossi parece interponer una distancia entre él y el mundo, que representa con el fin de restablecer los equilibrios ocultos tras la apariencia de realidad, en busca de un sentido de espacialidad interior. No sólo en Nudo e corazza, sino también en muchos de sus otros cuadros, las máscaras aparecen junto a las figuras, presentándose al espectador como en un escenario, casi como para desenmascarar la realidad como una puesta en escena.

El Nudo e corazza pertenecieron originalmente a Guglielmo Pampiglione, radiólogo y amigo de la familia Capogrossi. Hoy es propiedad de Giuseppe Bertolami y se expone en el Museo della Scuola Romana en calidad de préstamo.

Giuseppe Capogrossi nació en Roma en 1900 en el seno de una familia aristocrática. Tras licenciarse en Derecho, decidió seguir una carrera artística y en 1923 asistió a la Scuola di Nudo de Felice Carena, donde conoció a Fausto Pirandello y Emanuele Cavalli, que se convertirían en sus mejores amigos. En 1933, junto con Cavalli y Melli, redactó el Manifiesto del Primordialismo Plástico, un texto en el que se definían los principios de la pintura tonal. Ese mismo año se celebró en la Galería Jacques Bonjean de París una exposición que reunía obras de Capogrossi, Cavalli, Melli y Sclavi, en la que el crítico Waldemar George acuñó el término "École de Rome" para describirlas. En 1936 conoció a Costanza Mennyey, pintora de origen húngaro y esposa de Enrico Prampolini, que se convirtió en su compañera y madre de sus hijas Beatrice y Olga. A finales de los años cuarenta, atravesó una profunda crisis que le llevó a replantearse su producción y a abandonar definitivamente la pintura figurativa: en 1950 presentó por primera vez al público su producción abstracta, en una exposición en la Galleria del Secolo, caracterizada por su inconfundible signo, que le convertiría en una de las figuras más emblemáticas de la pintura informal italiana.

Giuseppe Capogrossi murió en Roma el 9 de octubre de 1972.

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