Obra del mes del Museo della Scuola Romana - Julio 2022

Cavalli es el pintor de la dulzura de la vida". Así describía el crítico Waldemar George la obra de Emanuele Cavalli en 1933. Como a muchos, le llamó la atención la gracia y la exquisitez de sus obras, en las que los sujetos son captados en momentos suspendidos y cristalizados, como en el cuadro Meriggio: cuatro hombres y una mujer son representados durante una pausa del sol de verano, en las horas más calurosas del día. Parecen unidos al compartir un momento fuera del tiempo, pero no interactúan y parecen aislados en sus propios pensamientos.

"Intento objetivar con la máxima claridad lo que siento de la vida descifrándola en su valor universal, es decir, despojada, en la medida de lo posible, de toda contingencia -así describe Cavalli su proceso creativo- La investigación en este sentido "humano" me aleja de la pintura abstracta o estetizante".

La ambientación y la luz del cuadro reflejan probablemente la impresión duradera que dejó en el pintor su Puglia natal, de la que siempre se inspiró aunque sólo viviera allí durante breves períodos, como atestigua Virgilio Guzzi: "De su Lucera natal E. Cavalli trajo consigo a Roma, donde vino a quedarse después de 1928, una disposición [...] a mirar las cosas comunes con ojos sensibles a la gran luz blanca y calcárea de esas casas, a la transparencia de esas sombras; y, además, una tendencia al gusto por la vida sencilla (sobre el fondo de la naturaleza soleada) y por los actos pausados y rituales".

La composición perfectamente calibrada y rigurosa, una característica de las obras de Cavalli que también puede remitir a su práctica fotográfica, se construye sobre planos horizontales, mientras que la estratificación plana del color es típica del tonalismo, un estilo en el que el volumen y el espacio se construyen directamente con el color, apoyándose en uniones tonales que definen formas unitarias y volúmenes simplificados. Fue hacia mediados de los años 30 cuando el fenómeno del tonalismo se extendió cada vez más, madurando la influencia de la monografía de Roberto Longhi sobre Piero della Francesca, publicada en 1927, de la que los pintores de las nuevas generaciones del ámbito romano tomaron la inspiración para volver a la pintura del siglo XV. A diferencia de sus antiguos compañeros Corrado Cagli y Giuseppe Capogrossi, Emanuele Cavalli se mantuvo fiel al tonalismo a lo largo de toda su carrera artística, en busca de esa armonía compositiva y tonal cuya estrecha conexión con la armonía musical subrayó en repetidas ocasiones.

Meriggio se expuso, con el título Estate, en la 20ª Bienal Nacional de Venecia en 1936.

Emanuele Cavalli nació en Lucera en 1904. Comenzó a pintar en Roma, donde fue alumno de Felice Carena desde 1921. En 1928, permaneció varios meses en París, Avignon y Orange. Junto con Corrado Cagli y Giuseppe Capogrossi, en 1932 formó el "Gruppo dei nuovi pittori romani" (Grupo de los nuevos pintores romanos), con el que expuso en la Galería Bonjean de París en 1933. Fue en el catálogo de esta exposición donde el crítico Waldemar George acuñó el término "École de Rome" refiriéndose a su pintura por primera vez. En 1935, se instaló con su esposa Vera Haberfeld en Anticoli Corrado, donde permaneció once años. En 1945 obtuvo la cátedra de pintura en la Accademia di Belle Arti de Florencia, que ocupó hasta 1949, cuando inexplicablemente no se le renovó. En parte debido a esto, comenzó un periodo de crisis artística para

Cavalli que, habiéndose mantenido siempre fiel al tonalismo, vio cómo sus antiguos compañeros Cagli y Capogrossi se acercaban con éxito al arte abstracto, sintiéndose él mismo expulsado de la actividad artística: en este periodo de agitación, llegó a destruir un gran número de sus obras de los años anteriores. En 1951 se trasladó a Florencia, donde trabajó hasta su muerte en 1981.

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